domingo, noviembre 23, 2008

El fenómeno Edward Cullen: una crónica de pérdida neuronal.

Descubri a los vampiros medianena por allá por mis años púberes, donde Anne Rice nos daba la vuelta de tuerca y transformaba el cliché de Halloween sobre el vampiro a la Bella Lugosi, ya'know: piel blanca harinezca enfermiza, pelo negro relamido hacia atrás, sangre goteando por las comisuras de los labios, capa roja y colmillotes... para pasar a inaugurar el nuevo cliché vampírico metrosexual, ya'know, piel blanca de harina high quality a la MaxFactor, largo cabello Pantene ondenado al viento, sangre manchando su atuendo aristócrata y colmillaje discreto que le da al hemoglofílico una sonrisa sexy.


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Extreme Makeover




Por aquellas fechas gastaba mis domingos en documentales, libros, revistas y novelas varias, donde nunca aparecieron vampiros metrosexuales, lo mas cercano era la morra esa que se bañaba en la sangre de sus sirvientas para que no le salieran arrugas, pero ella no era una vampira como tal, simplemente le achacaban el término porque su trip tenía que ver con sangre, al igual que a Vlad Tepes el empalador, nuestro Dracula oficial que vivió por allá por las Rumanias muchos años ha.
Es hasta las cronicas vampíricas que nos encontramos al vampiro bonito. Pero si Anne Rice dice "ok mijos, como que su look está algo outdated, asi que vamos mejorando esa imagen", llega Stephenie Meyer, dice "compermiso" y además de hacerles el extreme makeover, los pone a dieta vegetariana, les pone casa minimalista en las montañas y les hace ortodoncia para que los colmillos no les arruinen la sonrisa colgate.


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So you don't eat meat and drive electrical cars,
you're so indie rock it's almost an art.





Fui a ver Twilight antier, después de leer reseñas donde le tiraban mierda en cantidades industriales y de cómo es que se cambia el buen argumento de una película por una jeta bonita. De que la jeta es bonita, ni hablar. De lo otro... vamos viendo. Comerciales introductorios del Palacio de Hierro y similares... creo que efectivamente esto está dirigido a un target específico. Escenas iniciales. Una morra llegando a una escuela nueva donde todo mundo le para bola de la manera más inverosimil posible, hmmm... ok. Llegan los Cullen. Entrada triunfal típica de los weyes populares en serie de prepa gringa. Hmmm... ok... se desmarcan, pero no lo suficiente. Entra Edward Cullen. A Nell se le funde el cerebro. La trama se desarrolla: morra ve vampiro y se hace del baño, vampiro ve morra y... no se hace del baño porque los vampiros no comen, entonces por efecto inmediato, no cagan... pero igual se paraliza porque la morra huele delicioso. Delicioso en el sentido literal. Entonces el vampiro se debate internamente como tú te debatirías internamente si llevaras meses tragando avena y de repente te regalaran una escultura tamaño natural de Jude Law hecha con tu postre favorito. Seguimos: vampiro decide hacerse novio de postre, despues de una bonita tarde en el bosque donde le enseña que si los vampiros no salen a la luz, no es por fotosensibilidad, sino porque están tapizados de diamantina cual cuadro de virgen de Guadalupe en feria de rancho y se ven nacos en la luz. Luego vienen formalidades de conocer a la familia y etcéteras. Escena del baseball con Supermassive Black Hole de fondo. Huston, me has perdido. Vampiro demostrando ser un stalker sin dignidad. A todos se nos hace lindo porque es Edward Cullen. Tú nunca lo hagas. De hecho, si eres vato, no lleves a tu morra a ver esta película. Escupirás al cielo. Escenas de acción, romance e intriga que ya me dio hueva describir. Se acaba la peli. Créditos con 15Step. Nell se viene veinte veces.
No será la película que ganará el oscar o los globos de oro, pero me llegó al precio.
Alguien regáleme un Edward Cullen para navidad.



1 comentario:

Noelle dijo...

Genial crónica...! y eso que no me encantó la peli, pero pues de que es palomera, es palomera.