martes, noviembre 04, 2008

Y sigue la mata dando.

Hace casi tres años que ocurrió aquél devenir montañarrusezco en el que usé mis superpoderes de groupie sin dignidad para sortear toda clase de guardias de seguridad, desde el bonachón doblecara que hace como que te apoya y nadamás te da el avión y te siembra la semillita de la esperanza para largarse y jamás volver a hacerte el paro que te habia prometido, hasta el prepotente ceroalaizquierdoso que se revuelca cuasilujuriosamente en sus cinco minutos de autoridad, diciéndote que no puedes pasar con ese tubo de papel, no vaya a ser que descalabres a alguien (Corte a: meseros con chelas de a litro malabareando rejas metálicas por sobre las cabezas de los asistentes, como ambientación de fondo). Digo, es halagador que a uno, con sólo verlo, le adivinen habilidades ninja y lo crean capaz de asesinar a alguien con un pedazo de papel, y ps... para eso están los weyes de seguridad, para señalar lo que consideren peligroso... pero una cosa es hacer tu trabajo, y otra hacer tu trabajo y cagarte en la gente de a gratis... y cagandome de a gratis estaba el prepotente ceroalaizquierdoso aquél cuando noté que yo estaba a diez metros de la sala del concierto, y él estaba del otro lado de la paquetería, por lo que... si tomaba mi impresión del retrato que tanto me había costado hacer para Ville Valo, y corría hacia el concierto, el todavia tenía que tardar los dos segundos oficiales que tarda el cerebro en recibir información, ergo, captar que yo estaba saliendo por patas, captar que él estaba dentro de la sección rascuacha de paquetería, salirse de ella rodeando el perímetro, seguirme... y en ese inter, yo ya habría roto el record de los 10 metros planos de la paquetería al concierto y, una vez dentro de la sala, podría perderme entre oscuridad y multitud con facilidad. Y así pasó. Luego un capitalino gandalla me arrebató mi print por detrás, diciendo que era de él... así, de huevos. Ni siquiera sabía que era. Bien pudo ser una radiografía rectal y la misma que pelea como suya el imbécil. Como hay gente gandalla en este mundo...

Total que pasé las últimas dos rolas berreándole al sujeto para que me devolviera mi retrato, hasta que le dije que le pagaba 200 pesos porque lo arrojara al escenario. Y lo hizo... a mala hora, pues la banda ya se había ido. Luego todavía tuvo el cinismo de buscarme para cobrarme. Obvio no le pagué ni mierda.

Esa fué la historia del primer portrait que hice de Ville Valo.

La historia del segundo:


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La historia del segundo me hace más feliz :)


Thank you, RoyalFlushMagazine !!

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