Y...
Dónde quedó...
... ese botón...
que lleva a la felicidad?
Era un "send"...
...un click...
<--- Cursilería...
Era ver al pasado distante de dos meses de caducidad con ojos de "¿En qué estaba pensando?".
Era encontrárselo - al pasado- de frente en un picaporte, a las quince horas, con una bella sonrisa comeaños; a las dieciséis, con manos temblorosas... a las diecinueve con esos grandes ojos huevohervidoverdes con charming freckles que ya no nos parecen bellos porque ya hemos visto muchos, muchos, muchos... y uno que no reacciona porque me siento niña grande y ya no me como las verduras que la localidad produce. Ja, já!
Luna de Miel... rosa pastel... clichés y ton-te-rí-assss...
Pasando al tema de los espejos: se me tiñen de gris en las retinas. No sé por qué es el gris tan impopular... lo percibo yo como el equilibrio perfecto... y es que verse a sí mismo en figuritas de cristal, quizá de vidrio... invocando caballitos y flores que crecen tras las dunas, con cubitos flotantes y toda la cosa... porque Lukas charla con la Luna mientras Adrien charla con el Sol, unidos en andanzas de desierto, alucinaciones mentales y corte de cabello... je, es para saborear esa bilateralidad.
Porque uno mismo se reconoce frente al espejo, y porque conoce las insuficiencias del reflejo a fuerza de conocer las propias, y uno no sabe si le molestan, o si está todo bien, o si el grupo venusino tiene razón, o si es molesto que el grupo venusino tenga razón... o esté bien.
Estoy perenne.
Perennemente a gusto, en la horizontalidad de mi montaña rusa anímica, que subió una cresta impresionante hace algunos días, mientras bailaba y brincaba sobre el mármol blanco de la sala con esa sonrisa Colgate que se coló hasta mi ávatar del messenger, misma que permanecía del otro lado del espejo, en tonos bellamente grisáceos, mientras se mordía el labio inferior con ese tic adoptado que no se cuanto me vaya a durar en cara.
Me gusta mi horizontalidad, sí... es buena :3
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