sábado, enero 27, 2007

BedStory

- Te acompañaré esta noche, pero no pienso quedarme.

- Nadie se queda nunca.

- Y "Nadie" hace bien. Dícese que el cerebro procesa durante la noche lo que aprende durante la vigilia. Para ello debe descansarse.

- ¿Qué harás entonces?

- Te contaré un cuento para que te duermas, a fin de cuentas sigues siendo una niña. MI niña.

- ¿Tú contando cuentos?

- Esta era una vez...

- ¿TU? ¿Contando... CUENTOS?

- Ahem... Esta era UNAAA VEZZZZ

- Jaja... está bien, escucharé.

- Había una vez un peculiar planeta... como éste, donde habitaban personas variopintas... como en éste. Las había altas, bajas, rollizas, delgadas, morenas, blancas, masculinas, femeninas, viejas, jóvenes, etc, etc. Entre ellas, había una chica de singular belleza, piel nívea y largos rizos castaños. Un ángel bajó un día de los cielos y se enamoró de ella. Había otra bella joven... no tan bella como la anterior, pero aún bella. También poseía el corazón de un ángel. Y había otra no tan bella mujer que también lo poseía, y otra aún menos bella... y otra que era un pobre y triste batracio... y quien sabe y muchas tantas otras de las que no tengo gana de hacer cuenta porque ya me dió hueva contarte este cuento.

- jaja... ¡sabía que no aguantarías!

- Seh... el punto es que a todas ellas las unía una característica comunitaria: una hermosa sonrisa. Si la simetría facial de su rostro era o no agraciada, o si su masa corporal era o no idónea, poco importaba. La luminosidad de sus esencias emanaba de la sonrisa... y de esa alegría intrínseca que se adivinaba tras las fotografías de no-papel.

- Debe de ser asunto harto feliz el que un ángel baje de los cielos y te ame, ¿que no? Eso haría sonreir a cualquiera.

- Paradigmas, paradigmas.

- Tu sonrisa me da miedo, ¡no me mires sonriendo así!

- Los ángeles son a los colibríes lo que las sonrisas al néctar de las flores. Plano y simple. Ok, para que tu mente infantiloide no se haga bolas: Los ángeles se sienten inevitablemente atraidos por las sonrisas... y se alimentan de ellas. Y las mujeres de nuestra historia tienen un curioso mecanismo tras la cara que les hace funcionar las gesticulaciones: un líquido salado es el que les lubrica los engranes de la sonrisa. De repente la válvula se les quiebra, y el líquido se les escurre hacia fuera por los ojos. Puede ocurrirles por muchas razones, pero generalmente pasa cuando se enamoran perdidamente de su ángel. Y como los seres vivos necesitan alimentarse para vivir, ahí tienes que, con congoja o sin ella - yo estoy muy lejos de ser un ángel, por lo tanto no sé cómo es que ellos piensan - el ángel le brinca a la próxima sonrisa lumínica que ve por la periferia, y se queda ahí hasta que se rompe y deja de proveer, luego le brinca a la siguiente, y a la siguiente... y a la siguiente... y esa es la historia de la ciclicidad.

- ¿Y qué pasa con las mujeres de la válvula rota?

- Se quedan rotas. A veces, con el tiempo, vuelven a funcionar... pero nunca como en un principio.

- ¿Y si hacen un cambio total de mecanismo?

- Está cabrón hacer un cambio total de mecanismo... pero bueh... me supongo que sí.

- ¿Y si la válvula nunca se rompiera, el ángel se quedaría con ella para siempre?

- Eso nunca sucede.

- ¿Y si sucediera?

- Hmmm... supongo que eventualmente se enfadaría de la comida de siempre y buscaría variedad... cosa que haría que se rompiera la válvula. Las válvulas presienten cuando su trabajo es vano y hasta eso tienen su orgullo, de ahí que se autodestruyan. De hecho, la simple idea, ni siquiera el hecho concreto... la simple idea es la principal razón de ruptura de válvulas en este nuestro planeta de cuento.

- ¿Por qué todo tiene que ser tan crudo y triste en tus historias?

- Haces demasiadas preguntas.

- ¿Por qué demasiadas?

- No se... muy probablemente porque, como diría el batiduende, hay una parte de tí que quiere seguir creyendo. Se llama Esperanza. Y es muy estúpida.

- ¿Por qué es estúpida?

- Ya me voy...

- ¿Por qué es estúpida? ¡Díme! ¡No te atrevas a cruzar esa puerta sin decirme!

- Te contaré otro cuento sobre la ciclicidad: Esta era una vez una niña totalmente estúpida que mató a su angel de la guarda porque se enamoró de un conductor de radio rubiales, luego mató a un dios de plata porque se enamoro de un arquitecto rubiales, luego mató a su príncipe araña porque se enamoró de un dibujante rubiales, luego quiensabeaquienmierdas vaya a matar por enamorarse de un elfo rubiales, y quien sabe a quién matará en la posteridad por enamorarse de algún otro fulano rubiales y sabemos que lo va a hacer porque hay una parte de ella que quiere seguir creyendo, que se llama Esperanza... y es muy estúpida, lo cual la convierte en la serial killer de sueños e idealizaciones más rápida de occidente. Que tengas una buena noche.

- No me gustan tus historias, Kardott.

- Yo no cuento historias bonitas, nena... soy tu paranoia personificada. Sólo recuerda una cosa: nadie, nunca... te va a amar tanto como te amo yo.



... Y esa noche, la inocente niña soñó que un níveo ser de negra y larga cabellera le regalaba una rosa, para luego arrancársela de tajo, rasgándole sus pequeños dedos.

1 comentario:

Josué Matamoros G. dijo...

Me recuerda a Alex, aun que su "objetivismos" se parece tanto al "pesimismos"