sábado, octubre 12, 2013

De mochilazo en el Gabacho, Parte 3

En el capítulo anterior habíamos entrado a un bar gay de Austin, visto un número comicomusical y babeado por los bailarines antes de decidir que era hora de regresar con Joshua. Bien.
Nos dirigíamos a la salida del antro cuando alcancé a ver al ya desocupado wey de los tattoos. "Mira, el wey de los tattoos allá va", le dije a Alephxo. "Vamos", contestó. Y allá fuimos. Llega Alephxo "Hey, whazzup bro! We saw your performance, you should have won!", "Thanks man", "Can we see your tattoos?", a lo que el wey se levantó la playera para mostrarnos sus tatuajes.


Dramatización.

Le pregunté cuántos tenía y qué significaban, me habló de todos y cada uno de ellos, y cuando llegamos a la parte de "esta calavera de aquí la diseñé yo", "¿tú dibujas?", "Yeah"...

Excelente!

De ahí me agarré. Hablamos de arte, de cómo construir una imagen, de diseño de tatuajes y "ah, yo no tengo ninguno pero le he hecho varios a la banda", "deberías diseñarme uno", "claro! dónde lo quieres? Igual puedo ensayar con henna, o un marcador", "estaría bien, tengo un amigo que me está rayando encima todo el tiempo"... y así y así como por mil años hasta que se acabaron el pisto... todos menos yo que para comer y beber soy lenta como tortuga rehumatoide en slow motion. Él dijo "soy bartender del bar aquí al lado, deja tu chela, vamos para allá y te preparo un drink". Así lo hicimos. El wey nos preparó a Alephxo y a mí un coctel buenísimo, no nos cobró nada y mientras él chambeaba nosotros bailando en pista y así. Cuando llegó la hora de irnos, nos dio tarjetas de presentación y nos dijo que ahí iba a estar la siguiente noche, por si queríamos caerle y nos daba más pisto gratis. Le agradecimos y nos regresamos con Josh.

Como nos tardamos más de la cuenta, el bar donde Josh estaba ya había cerrado y el wey no estaba por ningún lado, nosotros con nuestros celulares sin saldo no podíamos contactarlo, tuvimos que pedirle el celular prestado a unas prostis de una esquina para poderle marcar al wey, quien nos dijo que estaba en la casa de una amiga de su amiga que acababa de conocer y que le cayéramos con Lexy, que ella no estaba pero había dejado la puerta de atrás abierta y nomás teníamos que brincarnos la rejilla y entrar por el patio. Paramos un taxi y eso hicimos. Después de que el taxista nos tachara de marros irredentos porque allá, al parecer, a los taxistas además de pagarles el servicio también se les da propina, llegamos super hambrientos a asaltar el refri de Lexy, sólo para descubrir que había un cerro de animalitos del bosque caminando por toda la cocina. Por animalitos del bosque me refiero a cucarachas. Muchas. De todos tamaños, colores y no sé si sabores porque se nos quitó el hambre, pero asumo que sí (paréntesis: Lexy es una chica muy limpia y su casa estaba impecable, sólo que enmedio del bosque y por lo visto ama a todas, TODAS, las criaturas del Señor).
Al día siguiente nos despedimos de Lexy y Josh nos llevó a un río que, según 9GAG, tiene 120 pies de profundidad. 


 No se cuánto sea en metros, ahí multiplíquenle. No nos pudimos quedar mucho rato porque Mapu se agarró a mordidas con otro perro y le perforaron la pata, tonz nomás nos dedicamos a curarlo y de ahí nos lanzamos a buscar algún otro río sin perros... que al final estuvo mejor:


Dramatización.

Estuvimos ahí todo el día y toda la tarde, sudando a mares porque el clima en Austin está medio infernal, total que nos regresamos sudorosos y pegajosos a la casa de la amiga de la amiga de Josh, que acababa de conocer el día anterior y quien se había ofrecido a hospedarnos en reemplazo de Lexy. A mí me urgía llegar para bañarme, cambiarme y arreglarme con propiedá antes de lanzarme al bar con el bartender más apuesto de Austin, pero cuando llegamos a la casa de la chica, ella no estaba, la casa estaba cerrada, la luz apagada y a saber cómo nos habrá vendido Josh con ella, seguro le dijo "vengo con dos mexicanos" y la mujer se imaginó a dos sombrerudos chancleteros chorreando agua del río Bravo con gallinas bajo el brazo, porque de repente Josh alza el brazo y nos dice a Alephxo y a mí "ustedes se van a quedar ahí", señalando una van vieja y destartalada en la parte de atrás del patio, sin llantas, con hierba creciendo alrededor, sin luz, sin agua, sin ventanas...  
Estando mi mandíbula aún en el piso, Josh agrega: "Bueno, Fulana no está y no contesta el teléfono, así que cámbiense para ir a la 5ta de Austin", "O sea, cómo", "Sí, adentro del coche, dejen les abro la cajuela para que saquen ropa de sus maletas".  "A ver si entendí... vengo sudada, pegajosa, sin maquillaje, enterregada, olorosa... no hay agua, no hay LUZ... y quieres que así me arregle para ir al centro???", "", "...". "Yo pido la van destartalada!" dijo Alephxo mientras agarraba sus cosas y se metía a cambiarse en la oscuridad. Yo tuve que pedirle a Josh una toalla y hacer mil malabares para cambiarme de ropa debajo de ella, pero maquillarme y peinarme estaba más allá de lo humanamente posible. Ok, ya tuve suficiente de guerrerismos y hippie lyfestyle: necesito un hotel. YA. 
Les propuse a los muchachos pagar una noche de hotel, dado que ellos ya habían provisto el hospedaje durante el viaje y terminamos rentando una noche en el Hilton. Yep, de la casa de las cucarachitas al Hilton. Josh terminó quedándose con la morrita porque no mames las corporaciones y el capitalismo y me quiero ligar a la morrita, mientras Alephxo y yo nos preparábamos precopeando con cafés irlandeses llenos de un vodka asqueroso y malísimo que venía gratis en la compra de un termo que a Alephxo le gustó. Total que nos lanzamos al bar y encontramos a Jesse, nuestro bartender estrella, en la barra. Nos dio pisto gratis toda la noche mientras Alephxo ligaba y yo ya bailaba con él, ya volvía a la barra, ya me ponía a platicar con más gente y demás. Me pregunta Jesse por Alephxo, le digo que salió con suerte y anda con el nuevo ligue en la pista, me pregunta dónde me estoy quedando y me dice "si él decide irse con el ligue, yo te llevo de regreso a tu hotel". En eso Alepxho regresa, le comento lo que me dijo Jesse y me dice que se va a abrir para que yo me lleve a Jesse al hotel, que se va a meter al baño y ahí se va a encerrar en lo que "atendemos nuestros asuntos" y "vas hija!". Así le hacemos, el wey se va, yo me quedo a esperar a Jesse hasta que hacen corte de caja y cierran. Ya íbamos de salida cuando el otro bartender le grita a Jesse que lo esperemos, que él se va con nosotros para que, una vez me dejaran en el hotel, ellos dos compartieran gastos de taxi. Yo así de Mmmmta...
Una vez llegando al hotel, me dice Jesse que suba a ver si mi amigo no está "ocupando el cuarto", y si es el caso, que ellos se esperan conmigo en el lobby "hasta que acabe". Subo corriendo al cuarto pensando "paro, paro, paro, paro, necesito un paro!!!", abro el cuarto, Alephxo con el antro a todo lo que da dentro del baño, según él hiper discreto, le toco la puerta, se asoma, le cuento la situación y el wey en putiza se saca el paro de la vida: "mira, me llevo la laptop abajo con el pretexto de que acá arriba no hay internet y distraigo al otro wey, tu piensa en algo para traerte a Jesse al cuarto". Bajamos por el elevador. Piensa, Nell, piensa, piensa! llegamos con ellos, presentamos a estos dos weyes y entonces se me ocurre "Hey Jesse! Dado que no sé si vayamos a regresar en un rato, podría ensayar uno de mis tatuajes en tí y tomarle una foto?", el wey dice que sí, le digo que me acompañe, pues el material y la cámara están arriba, me acompaña, entramos al cuarto, comienzo a dibujar en su hombro pero la tinta no coopera, me dice "espera, tengo que limpiar el área", entra al baño, se quita la camisa, se lava...

Ooohhh diosss la tensión sexual más cabrona de los siete continentes! Terminé el dibujo como pude, me quedó bien culero pero poz... dadas las circunstancias...


 Al final terminé, le hice una sesión de fotos al wey, se puso la camisa, se amarra el cabello, me agradece, se aproxima, me besa, me carga, me baja. "Don't start anything you can't finish", me dice. Me aparto, le digo "I am not touching anything", sonríe. Seguimos fuera el cuarto durante todo el trayecto, jugueteando, beso, jugueteo, beso, al final llegamos con los otros dos weyes, Jesse me rodea con sus brazos por atrás, me desea buen viaje, se van.  De regreso al cuarto Alephxo me cuenta que él logró besar al bartender con la clásica "yo nunca he besado a un bartender". Che vato turbo...
De ahí a dormir tres horas pues Joshua pasaría a recogernos en la mañana para partir a Nueva Orleans.

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